Ante todo, personas



A lo largo de los casi dos años de Buenas Ideas desfilaron por estos micrófonos muchas ONG's para contarnos sobre sus trabajos, sus proyectos, sus luchas y sus necesidades. De cada una de ellas aprendimos el valor de la solidaridad, del trabajo en equipo, de la búsqueda del bienestar de los demás a pesar de las incomodidades personales.
Detrás de cada Asociación hay muchas historias de hombres y mujeres que en algún momento decidieron mirar al otro, a su necesidad, y que pusieron manos a las obras para hacer realidad sus sueños.
Cada uno de esos proyectos, en definitiva, tenían un destinatario, alguién que estaba a la espera de una ayuda, un niño, un joven o un adulto que, sin saberlo, era el motivo por el cual tantas personas se ponían de acuerdo para ayudar. Porque todos los caminos, en esto de la solidaridad, conducen a esa persona, primero desconocida, pero que es el motor para tanto esfuerzo.
Nada vale si las intenciones pasan por la notoriedad o por sentirse uno bien. Todo tiene sentido por y para el otro, ese que está pasando por una situación difícil, que no tiene un techo sobre su cabeza o que está en una cama de hospital. El destinatario tiene un nombre y un apellido que, aunque no lo conozcamos de antemano, es lo más importante para comenzar la labor. Su identidad, quién es, qué desea, qué necesidades tiene y que sueños guarda en su corazón.
Germán, Juan, Florencia, Yasmín, personas con identidad propia, con historias que los marcaron y que, en muchos casos, los voluntarios solidarios ayudarán a transformar, a mejorar, a potenciar.
Hoy queremos comenzar a mirar un poco para ese lado. Seguir difundiendo y conociendo las Asociaciones, pero también detenernos en las personas, en aquellos que son el motivo para que una ONG exista. Saber cómo piensan, cómo fueron transformados por la acción voluntaria y cómo pìensan seguir transitando la vida de aquí en más.Porque antes que cualquier institución están la personas, las verdaderas beneficiarias de toda acción y de toda política. Lástima que muchas veces, aún desde las más altas esferas de gobierno, los responsables se olvidan de esta premisa fundamental.

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