Honestos con nuestros principios



Convivimos diariamente con muchas personas que son distintas a nosotros. Algunos por su origen étnico, otros por aspectos físicos debido a alguna enfermedad, u otros porque la marginación a la que los hemos empujado a deteriorado su imagen.
Sin embargo todos estamos en el mismo barco. Acá no se trata de “sálvese quien pueda” sino de “salvémonos todos”. Se trata de trabajar para que esas diferencias se achiquen, las distancias se acorten y cada vez estemos más cerca de ese otro que es mi prójimo.
Seguro que vamos a seguir pensando distinto, que vamos a creer en cosas diferentes y, aún, en las cosas que pensamos igual vamos a tener, probablemente, diferentes puntos de vista.
Pero el hecho es que no deberíamos dejar que esas diferencias sigan distanciándonos, sigan ampliando la brecha que amenaza destruirnos. La sociedad está esperando que nos sentemos o convengamos un trabajo en común, en favor de los que más necesitan, en primer lugar, y luego en beneficio de todos.
Políticos, religiosos, empresarios, hombres y mujeres de la cultura, ciudadanos comunes, todos debemos convenir, acordar, y determinar cómo podemos mejorar esto que tenemos.
No me canso de ver la imaginación de tantos que, con tan poco, comienzan una actividad en favor de otros. Pura energía, voluntad, deseo de servir a los demás, a pesar de que muchos quieran destruir sus buenas intenciones.
Pero de lo que se trata es de vivir y hacer de acuerdo a nuestros principios, respetando nuestro valores, sin claudicar porque otros piensen o vivan diferente. Se trata de ser honestos con nosotros mismos y con los demás, y de vivir y de hacer de acuerdo a nuestras creencias.
De esta manera, en libertad, presiones ni miedos, podremos dar una mano a quién la necesita, ayudar al desvalido y oprimido, y contribuir en la construcción de una sociedad digna para todos.
Quizás suene demasiado pretencioso, pero es lo que aspiro para este 2017.

Comentarios