Golpes que nos enseñan





Hoy es uno de esos días en los que la reflexión se impone a las noticias. O quizás debo decir que en este caso fue al revés: una noticia dolorosa dio lugar a la reflexión. El jueves a las 5 de la tarde nos enteramos de que Pablo Bueno, de 34 años, viajando de regreso a su casa aquí en Rosario para reencontrarse con su esposa e hijos después de actividades relacionadas con su trabajo, había sufrido un accidente en la autopista Santa Fe-Rosario a causa de la tremenda tormenta, y había fallecido.
No me consideraba, ni tampoco pretendo hacerlo ahora, como un gran amigo de Pablo y su familia, pero sí personas con quienes compartía algo mucho más profundo y duradero como lo es una misma creencia, una misma fe. Pero la realidad es que hacía tiempo que no manteníamos una conversación y la noticia fatal, de alguna manera, me hizo lamentar el no haberlo hecho a tiempo.
Estas son las realidades que nos golpean como dándonos un llamado de atención a ciertas situaciones de nuestra vida, y nos obligan a pensar en cómo estamos llevando adelante nuestra existencia y qué estamos haciendo para que ciertas situaciones cambien.
Porque en definitiva no somos eternos, no siempre vamos a estar sobre esta tierra y debemos aprovechar el tiempo de la mejor manera. Y no me refiero a disfrutar la vida alocadamente pensando que de esa manera vamos a ser más felices, sino a construír con nuestras acciones edificios sólidos, llenos de amor, de amistad, de solidaridad, de buenos hechos, de formas concretas para que nuestro presente y el de muchos otros cambie para mejor.
Porque de nada nos sirve seguir encerrados en nuestros imposibles, en nuestros enojos y rencores, en nuestro pequeño mundo egoísta sin mirar por la ventana y ver que hay tanto para hacer, tanto para dar, tanto para cambiar, y tanto por aprender.
Quizás nos haga bien escuchar un poco -y hoy lo vamos a hacer en el programa- lo que piensan y sienten aquellos que por haber errado al blanco, hoy están pagando sus deudas con la justicia detrás de las rejas. Su mirada sobre la vida, el amor, la amistad y la libertad pueden enseñarnos mucho del valor de las cosas importantes más allá de este loco mundo consumista.
Nadie puede comprar la seguridad de 20, 30 o 100 años. Por eso, no importa qué circunstancia nos toque atravesar sino cómo lo hacemos, qué dejamos a nuestro alrededor y qué aprendemos.

Comentarios