Pasión por comunicar

Aunque parezca una verdad de perogrullo, cuando los medios de comunicación dejamos de comunicar, ya no somos de “comunicación”. Podemos convertirnos en medios de entretenimiento, de difamación, de exposición de las miserias humanas, medios de propaganda, pero no de comunicación.
Comunicar es mucho más que el simple diagrama “emisor, receptor, mensaje”. Hay en ello un valor que va mucho más allá de lo técnico y que roza lo ético, lo moral, lo socialmente aceptado, y lo que realmente es útil para el grupo social que lo realiza.
Lamentablemente los grandes medios de comunicación, aunque muchas veces ese nombre les queda grande, sólo ponen atención en lo económico, en el rating, en lo que genera mayor audiencia. Es cierto que eso no es del todo malo pues la economía permite que los medios subsistan y, a suvez, la audiencia es el motivo por el que el medio existe.
Pero no es todo. O por lo menos no debe ser lo más importante.
Un medio debe ser útil para la comunidad en la que está inserto, debe brindar servicios, debe responder a las expectativas y deseos de sus receptores. Un medio, para ser parte de la vida cotidiana de una ciudad, debe poder identificarse con su gente, sus gustos, sus necesidades, sus sueños, sus proyectos, y debe, también, poder ayudar a que esos sueños se puedan hacer realidad.
Es claro que en megas ciudades, como Rosario, sería imposible sintetizar en un único medio todas las características de sus habitantes. Es por eso que celebramos la pluralidad de voces a través de la proliferación de cientos de radios de frecuencia modulada, permitiendo que cada uno se sienta interpretado y comprendido.
Buenas Ideas, como parte de uno de los medios de comunicación de esta ciudad, busca ser parte de este proceso de comunicación, poniendo especial atención a los esfuerzos solidarios de distinta índole que se hacen aquí y más allá de nuestras fronteras rosarinas. Buscamos interpretar y potenciar los esfuerzos que muchas personas, que integran diferentes organizaciones, vienen haciendo para colaborar en construir una sociedad más justa.
Nuestra meta es ser comunicadores de realidades que nos alegran y que, muchas otras, nos superan, para seguir creando puentes de solidaridad. Y como comunicadores no queremos perder la sencillez de la radio que, en ciudades muy pequeñas de nuestra geografía nacional, sigue siendo el nexo entre sus habitantes, transmitiendo y comunicando cuestiones tan cotidianas, pero no menos importantes, que hacen del comunicador un protagonista esencial en la vida de esa comunidad.
Eso es lo que aspiramos a ser, cueste lo que cueste.
Y hoy, para terminar, los invitamos escuchar y ver una experiencia comunicacional en Puerto Pirámide, un pueblo de unos 600 habitantes en donde, una radio conducida íntegramente por adolescentes y jóvenes, cambió el paisaje cotidiano


Alejandro Vena
Editorial del 23 de enero de 2016

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